sábado, 2 de enero de 2010

tema 1:Flora Y Fauna de la Zona Norte de Chile.

Flora y fauna zona norte



El ecosistema del Altiplano

Los límites geográficos aproximados del Altiplano son, por el norte, los 17º 45' de latitud Sur y por el sur, los 26º de latitud Sur; hacia el oeste, su limite viene determinado por las cumbres de la cordillera andina y el desierto; y hacia el este, su límite es una línea que pasa por las cimas mas altas de aquélla. Administrativamente, este ecosistema está compartido por las regiones I y II de Chile, que corresponden a Tarapacá y Antofagasta, respectivamente.

Las comunidades vegetales

Según las especies de vegetales dominantes, en el altiplano chileno se distinguen tres comunidades principales:

Detalle de la flor de la llareta



El tolar andino, una comunidad constituida por arbustos bajos de un metro de altura aproximadamente, acompañada de plantas herbáceas de entre 20 y 30 cm. Las especies de arbustos dominantes son las tolas y entre las numerosas especies herbáceas destaca la chachacoma. También se encuentran diversos tipos de cactáceas que al florecer acentúan la belleza del paisaje altiplánico.

El pajonal andino, formado por gramíneas perennes, de 60 a 80 cm y con crecimiento en champas aisladas, entre las que crecen hierbas más pequeñas. Las especies más frecuentes de gramíneas son la paja brava, usada en construcción de techos, y el iru.

Los bofedales, sectores permanentemente húmedos donde se desarrollan conjuntos de vegetación muy densos, cuyos restos compuestos dan origen a un suelo orgánico profundo y turboso. Entre las especies más características destacan el paco, la sora y el colipaco. El bofedal más notable es el de Parinacota, cuya alta productividad permite la existencia de una fauna abundante.



Otra comunidad vegetal típica de este entorno, y que ha debido ser protegida por estar en peligro de extinción, es la formada por la llareta, especie utilizada como combustible por su alto contenido resinoso.

Aves y mamíferos

El ecosistema altiplánico es un paraíso para algunas especies de aves, mamíferos e insectos adaptados a sus peculiares condiciones ambientales.

Una de las aves más características es la tagua gigante, que vive en los humedales y es abundante en el lago Chungará. Es una especie única en el mundo, de gran tamaño, que se alimenta de plantas que crecen en el agua. Son aves que corren a gran velocidad por la superficie del agua y que difícilmente levantan el vuelo.







Otra ave adaptada a este ambiente es el flamenco chileno o parina grande, de hermoso color rosado.



En el cielo del Altiplano se puede observar también el vuelo de predadores como el tiuque, el halcón o el enorme cóndor.

Por su singularidad, lo más llamativo de la fauna del gran ecosistema altiplánico es la existencia de cuatro especies de camélidos sudamericanos, los grandes cuadrúpedos del Altiplano: el guanaco, la vicuña, la alpaca y la llama. El guanaco y la vicuña todavía permanecen en estado salvaje, mientras que la alpaca y la llama han sido domesticadas.



Llamas,rumiantes parientes de camellos y dromedarios de tierras asiáticas y africanas, en el altiplano chileno.





La vicuña era un animal en peligro de extinción en la década de 1970. Gracias al Convenio Internacional para la Protección y Conservación de la Vicuña, firmado por Chile, Perú, Ecuador y Bolivia, su población ha pasado de unas centenas a varios miles de cabezas.

Entre los roedores se destacan la viscacha, el cuy serrano y el armadillo, también denominado quirquincho, cuya caparazón es usada como caja de resonancia en un instrumento musical andino, el charango.

Una exigua comunidad vegetal

En el desierto Costero, la vida vegetal depende del agua de condensación proporcionada por las camanchacas y de la latitud de los territorios. En su parte norte, cuyo límite meridional se establece en el entorno de Iquique, aparecen como vegetación característica las formaciones herbáceas anuales y los arbustos de pequeño tamaño. Allí donde existen corrientes de agua subterránea crecen la chilca y la brea. En su parte sur, que se extiende hasta las cercanías de Caldera, se caracteriza por la presencia de comunidades arbustivas y plantas cactáceas. Son frecuentes arbustos como la camisilla y el rabo de zorro o cactáceas como el cardón o cacto gigante.

La fauna del desierto

En la franja marítima del desierto Costero vive la fauna que en mayor o menor medida depende del mar: el lobo de mar común, la nutria de mar o aves como el piquero, el pelicano y la gaviota garuma, cuya peculiaridad consiste en el hecho de anidar y tener sus crías en el desierto Interior y alimentarse en la costa.





En los roqueríos de las playas es común observar un ágil lagarto corredor.



En el desierto Interior las condiciones ambientales se endurecen y tan sólo aparece la vegetación con la presencia de napas de agua subterráneas. En su entorno crecen bosques ralos de tamarugo y algarrobo. En las acumulaciones de aguas saladas se desarrollan el pasto salado y la totora. En las zonas preandinas, con lluvias ocasionales, aparecen la estepa desértica y las cactáceas columnares.

La fauna asociada al bioma desértico interior es escasa y concentrada en hábitats concretos. En los valles humanizados se encuentran aves tropicales como el matacaballos y el picaflor chico. En áreas secas vive un reptil, la salamandreja y en los tamarugales aparece un roedor característico, el tuco-tuco, que sirve de base alimentaria al pequén, una lechuza que caza tanto de día como de noche.

Aridez en los matorrales desérticos

Esta zona, ubicada entre los paralelos 27º y 32 º de latitud sur, cubre una parte de las regiones de Atacama (III) y Coquimbo (IV), se caracteriza por su aridez y por la vegetación de matorrales.

Las formaciones vegetales están muy alteradas por la influencia humana y se sitúan en franjas longitudinales orientadas de norte a sur y desde el mar hasta la cordillera.

En la franja costera, entre los ríos Copiapó y Elqui, favorecidas por la niebla costera, se destacan matorrales con la presencia de cactáceas como el copao; jaras, plantas duras y bajas que crecen donde llega la humedad de la camanchaca, y plantas espinosas, de gran colorido de sus flores, como la copa de oro o la corona del fraile.

Hacia el interior, con menor humedad, crecen matorrales ralos de algarrobilla o retama.

Al sur del Elqui, las condiciones son más favorables y hay una mayor riqueza y diversidad vegetal. Entre los arbustos que allí crecen se encuentran una extraña planta llamada matagorda y el cardón, que con sus hermosas manchas rosadas y altas varas florales domina el paisaje. En condiciones óptimas pueden crecer árboles como el molle. Hacia el interior, en las serranías, se hallan diversos arbustos espinosos, entre los que destacan el guayacán y el chapín.

Fauna de los matorrales desérticos

La fauna de los matorrales desérticos está adaptada a las condiciones ambientales de este gran ecosistema semiárido. Entre la fauna mayor destacan especialmente dos especies de zorros: culpeo y chilla.



Zorro culpeo, poseedor de una fantástica resistencia al calor y a la falta de agua.





También es posible observar la yaca, pequeña comadreja marsupial. Abundan varias especies de roedores como los ratones y merecen atención especial las escasas poblaciones de chinchillas que viven en las laderas de los Andes. Antecedentes históricos demuestran que esta comunidad de mamíferos lagomorfos fue abundante en épocas pasadas. Su pelaje largo y suave hizo que su piel fuese muy apreciada y valorada, lo que provocó una caza indiscriminada de esta especie que se halla en vías de extinción.

En la actualidad, los guardabosques de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) protegen las pequeñas colonias supervivientes.

Entre las aves más comunes figuran la tenca, el cernícalo y el águila.

Uno de los grupos de animales mejor adaptados para resistir la sequía son los reptiles, gracias a las escamas de su cuerpo que actúan como aislantes y preservadoras del agua que contiene su organismo. Otro de los curiosos integrantes de la fauna vertebrada es el sapo de rulo, que se las ha ingeniado para aprovechar la escasa humedad de este ecosistema seco.

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